jueves, 5 de mayo de 2016

Presión social - Las Majestuosas Alegorías del "Éxito"



        Hola a todos, mis pequeños. Infieles míos y de otros. Espero que estén bien, y si no que pronto lo estén.

        De nuevo me encuentro en las profundidades de mis pensamientos, como la vez anterior, solo que esta vez sí pretendo publicar todo en el blog. Esto no trata de mí, sino también del mundo en general, de eso a lo que llamamos sociedad; sí, al parecer es mi tema favorito, pero cada vez que en mi aislamiento me dedico a pensar y meditar sobre la realidad siempre me percato de nuevas cosas a las que antes no les había puesto ni una pizca de atención. A de ser por eso que siempre me la paso criticando todo lo que veo, y todo lo que, a mi parecer, es incorrecto o que carece de cabeza o de pies (o ambas), pero sigue allí y al parecer las personas lo toman como algo cotidiano, algo normal y una verdad para el mundo o lo que para sus ojos es "el mundo".

        Pocas personas a lo largo de mi vida han sido como yo, aisladas, pensativas, preocupadas en sus asuntos tanto cotidianos como internos y con una visión más allá a la común, pero a la vez sin ser especiales, nadie lo es. Después de todo todos somos diferentes, solo que a la gente le encanta clasificar, y no solo eso, también le fascina entrar en las clasificaciones para sentirse importantes, sentirse valorados por alguien más que sí mismos y así encontrar, quizá, algo o alguien que les ayude a escapar de lo que más temen: ellos mismos.

        Muchas discusiones he tenido a lo largo de mi adolescencia y en el inicio de mi vida en la adultez, y lamentablemente (o quizás no sea tan lamentable), siempre recuerdo las palabras de las personas que buscaron herirme y las que yo he dicho con las mismas intensiones, las visualizo y vuelvo a pensarlas una y otra vez, hasta que encuentro lo que quiero: darme cuenta de lo que en su momento era un error en mí o en la otra persona y en lo que tratábamos de sostener en nuestros diferentes conceptos. Con ello aprendo de mis errores o afirmo más mis opiniones (depende de quién tuviese la razón en ese entonces). Por fortuna todo lo anteriores no es una tortura, es una fuente de información que puede exprimirse más de una vez y encontrar en esos fragmentos de recuerdos algo de lo que se pueda aprovechar. Es por ello que sé que aunque muchos calificasen y califiquen hoy en día mi vida como algo penoso o como una consecuencia a mis problemas (tanto sociales como psicológicos) yo lo veo como el mejor camino que pude tomar. Después de todo solo pocos pueden contemplar la soledad física como algo productivo y provechoso. Algo que no encontrarás en ningún libro: estar en contacto constante contigo, una y otra vez, sin influencia del exterior. A mi edad muchas de las personas que conocí a lo largo de mi vida tienen trabajos en oficinas, están en un puesto alto o comenzando con una familia, y otros con varios años, meses o días de muertos, mientras que yo estoy aquí, aislándome del mundo incluso durante meses sin ver la luz del sol, saliendo únicamente para comprar, para citas laborales con clientes o para despejar mi mente de mis pensamientos solo unos minutos. La gente de mi edificio o incluso mi familia siempre me mira extrañada, preguntándome una y otra vez qué es mi vida, si tengo pareja, si he conseguido empleo o de mis planes de vida. Y yo solo me limito a sonreír y a decir: estoy descansando de ello. Me da igual qué piensen de mí al respecto, incluso sé que piensan que no hago nada a mis veintitantos, y a saber qué otras cosas susurrarán a mis espaldas, mientras que desconocen de las verdades intensiones de mi proyecto de vida, lo que pocos podrían llegar a aspirar aquí.

        ¿A qué viene todo esto? Pues es simple: soy alguien que no entiende la teoría al leerla, alguien que tiene que vivir las cosas para entender cómo funcionan y de ver si es verdad algo. Lo que ignora mucha gente que comparte mi espacio, o las áreas comunes en donde vivo es que yo estoy en un constante experimento social, comprendiendo sus pensamientos y los míos, comparando y asimilando cada palabra que comparten y los gestos simples que apenas se llegan a notar de sus expresiones cuando escuchan mis respuestas esquivas. Es algo que se puede hacer fácilmente, incluso con solo prendas de vestir. No soy una persona que atraiga demasiado (físicamente), pero es porque no quiero, porque salgo a veces sin peinarme y sin nada atractivo encima; pero cuando apenas me arreglo es cuando comienzan los halagos a mi persona, es cuando comienzan los interesados en una relación que yo no quiero, es cuando comienzan los piropos frikis, como el ya famoso "¡Ooooh! Pero si eres igual a Deathmaster <3". No sé si realmente sea cosa de la gente o yo sea de esas personas que le dicen "mientras más vieja es más buena".


Es de Black Rock Shooter, para los lectores no-otakus.


        Es divertido, especialmente porque después de todo nadie (solo selectas personas) saben quién soy, cómo me veo al arreglarme o al ser elegante y cómo soy sin arreglar, de donde vengo y a dónde voy, y es gracioso ver a gente que cree conocerme dar discursos tanto positivos como negativos de quién soy, los cuales no reciben negativas ni afirmativas de mi parte, solo soy alguien más en su audiencia. Por ello dije y vuelvo a repetir: "ustedes saben más de mí que las personas que están a mi alrededor". Ustedes saben algunos de mis proyectos y que toman tiempo, que son negocios ambiciosos, internacionales y que incluso tú me los podrías pedir. Lo mejor es que aunque pueda tener mis fallos siempre estoy creciendo y mejorando profesionalmente, todos los días y con cada cliente. Ahora pregunto: ¿quién de ellos podría decir algo así? Ninguno. Especialmente cuando están cegados con sus propios pergaminos firmados y sellados, creyendo que son mejores por X's o por Y. Esa ingenuidad me hace reír. Soy de esas personas que se deleitan al observar cómo el otro (el me jodió antes) se jode y da manotazos de ahogado en un país tan dificil y estancado como Venezuela. Y todo con una sonrisa leve pero sincera en los labios.

        Pero en fin, esta entrada no se trata sobre mí, trata de ti o de tu entorno. Porque se quiera o no, esta entrada tocará a todos, desde el "yo" de tu pasado y a algunos al "yo" del presente, o incluso a ti en algunos pocos años en el futuro. Acompáñenme los que aún están leyendo, será divertido.



PRESIÓN SOCIAL
Las Majestuosas Alegorías del Éxito


        La presión social es lo que muchos hemos padecido y padeceremos a lo largo de nuestras vidas, y es lo que ha llevado a muchas naciones (como Japón, que es el mejor ejemplo) a ser productivas en el ámbito laboral pero decadentes en la vida personal de cada uno de sus individuos. Allá se vive de las apariencias, del dinero y de lo que puedes hacer, pero tu persona (sin tu cargo, ni tu dinero, solo sentimientos) no importa para nada, solo para los que de verdad te quieren (que te aseguro los podrías contar con los dedos de una mano). Y no solo Japón es víctima de semejante mal que provoca miles de suicidios al año, no, nuestros respectivos países (cada uno de ellos) contiene la maldita presión tanto social como familiar hacia el individuo solo que en diferente medida y en diferentes ámbitos: sexualidad, laboral, personal y social, cuyas bases es "lo que es bueno para ti" o "la tradición". En resumen, es lo que todos esperan y esperarán de ti. Es lo que hace que tu vida sea un "éxito" y tengas "muchos amigos". Una especie de manipulación indirecta con beneficios que se desintegran cuando decidas quitarte la máscara, o cuando caigas y no puedas levantarte, cuando veas que nadie más lo hará por ti y donde descubres que todos los años que invertiste en "eso" se fueron al carajo.

        A veces también muchas personas se sumergen en sus mares torrenciales, aquellos creados por sus allegados desde generaciones, para cubrir sus propias carencias, su inseguridad. Para aparentar ser alguien en la vida y buscar el interés superficial de algunos. Ser una herramienta más y parte de la masa pútrida que llamamos al unísono como éxito, un éxito que él/ella no aprecian hasta el punto de sentirse vacíos.

        Jajajaja, ¿les suena familiar? Pues les refresco los recuerdos: esa es uno de los grandes propulsores del "profesionalismo" mediocre y negligente. Es la causa por la que las personas se sienten vacías a pesar de estar forradas en dinero, y es la mecha principal del suicidio en muchas personas, eso y la presión de ser alguien que no son o que no quieren ser en realidad. De allí surgen muchas raíces que iremos estudiando a continuación, raíces que considero realmente repugnantes cuando se les hace una vista más visceral, más profunda y cruda.



- Éxito laboral: Supongo que no soy la única persona que se ha encontrado con el típico personaje de los 4 a 8 títulos, con especializaciones, cursos y que de paso tiene los huevos de decirte que no sabes de lo que hablas porque no tienes título en x's cosa. O que venga un familiar y te diga "qué piensas estudiar?" y cuando le respondas te vea incrédulo para luego, al darse cuenta que hablas en serio te diga "Pues no creo que llegues muy lejos" o "esa carrera no da para vivir" o "vas a terminar trabajando en la calle a saber de qué. No como tu primo/hermano/padre que es abogado/médico/chef. Pasa mucho, e incluso me pasó, que muchos me mirasen con mala cara o que de plano no les interesase para nada lo que hago, restregándome en el rostro los "éxitos" de fulanito, el orgullo de la familia.

        Les contaré una anécdota ¿vale?

        Cuando salí del bachillerato fui a hacer una prueba de admisión para estudiar psicología, me encanta, y al día de hoy la estudio de forma independiente, es como un hobby y a veces doy ciertas "consultas" a personas que necesitan algún apoyo para asumir sus problemas o cargas emocionales (lo hago de la mejor forma posible, no como me expreso aquí). En fin, resumiendo, es algo que disfruto mucho, es una carrera que me hubiese gustado estudiar una vez. Volviendo a la anécdota, aquella prueba fue extraña y en cierto modo carente de sentido en algunas preguntas que "descifraban" si eras un mentiroso o "falso", me pareció ridículo. En fin, no quedé por mis problemas de aprendizaje (aun así traté de hacer la prueba lo mejor que pude y estudié mucho pero no hubo caso, no quedé), ¿y adivinen quién quedó? La chica que estaba al lado mío de la fila para ingresar a la prueba que decía "siempre me dijeron que estudiara psicología porque doy buenos consejos".

        Si prestaron atención a la entrada en general y son detallistas se habrán dado cuenta de cuál es el problema que estoy citando a continuación, lo aclararé para aquellos que no lo han captado. ¿Realmente la chica que estaba allí para estudiar psicología lo hacía porque era lo que quería?

        Y ¿qué fue de mí? Aunque fue un trago amargo por las críticas de personas que "estaban ilusionadas conmigo", por mis padres y amigos que lograron ingresar a un lugar importante (como la marina), yo me encontré en la situación en la que muchos podrían estar ahora, en sentarme y pensar mientras me digo "¿qué hago ahora?". Seguí adelante con mis metas y objetivos cambiando el enfoque, en vez de estudiar psicología quise probar con el diseño gráfico (sin conocer realmente lo que era).  Tiempo después me di cuenta de mis errores.

        ¿Qué ocurre con nosotros cuando decidimos tomar una carrera? ¿Estamos haciendo realmente lo que nos gusta, o lo que nos obligan a hacer? En mi caso, ejemplificando la psicología, yo lo quería tomar porque la disfruto mucho, pero había algo en lo que no pensé en su momento: yo no soy una persona capacitada para estudiar carreras donde hay que tener una excepcional memoria para aprenderse no solo los trastornos y lugares del cerebro, y lo que pueda causar algo en x's situación, también hay que saberse los medicamentos, y otras ramas de la medicina teórica. Entonces... ¿realmente soy una persona adecuada para la carrera? No lo creo.

        Piénsalo así si aún no has tomado la decisión más importante de tu vida. Espero que pueda evitarte malos tragos o que pierdas años de carrera en "no era lo que quería".

¿En qué eres bueno realmente? En la respuesta encontrarás tu futuro.

        No vale la pena perder 5, 10 o 20 años de estudio en algo en lo que no eres bueno y por presión social, o porque te digan "eso da mucho dinero", o en su defecto "porque es la tradición de la familia". Y no me mal interpretes, no digo que no lo hagas a no ser de que sea realmente lo que deseas hacer. Yo por ejemplo, fui un asco en el dibujo, y aprendí los acentos a los 20 años, y aún tengo mis fallas al momento de redactar y desconozco cómo se llaman "las cosas" que se utilizan en literatura o al momento de redactar. Y mírame ahora contigo leyéndome ahora mismo a pesar de todas mis carencias. ¿Notas que amo lo que hago aunque no lo haga como debería? ¿O que no se notan mis errores? Si es así entonces quizás comprendas a lo que quiero llegar.

        Un título no es la panacea, no te hace ser quién eres ni lo que serás, solo refuerza el conocimiento que deseas tener para mejorar en lo que te gusta y en lo que eres bueno. Eso es lo que muchos llaman "universidad", "el futuro de toda tu vida".  Por eso, cuando alguien te diga lo que quieres ser y te compare con "fulanito", recuerda que quizás ese tal "fulanito" no sea el mejor en lo que hace, especialmente si usa su título para que otros le vean como una mejor persona. Simplemente, si amas algo hazlo profesionalmente o como hobby, que cuando las cosas se hacen con amor se nota y mucho.


NOTA ADICIONAL


        Eso me recuerda muchísimo a un escritor que nunca fue reconocido y que conocí únicamente porque mi socia de negocios trabajó en una editorial. Según ella era un libro titulado: "El libro del Aire" de Pausides Gonzáles, y que lo encontraron tirado en el almacén olvidado por ellos mismos. Me lo prestó y no fui capaz de terminármelo. En la introducción al autor decía que tenía títulos en letras, docente de no sé qué, conocedor del castellano y de la literatura. En fin, muchas menciones de quién es él y lo que estudió para ser quién es... pero sinceramente, todo ese conocimiento no está reflejado en el libro. Es tan malo, pero tan malo que se siente como si lo escribiese con desgano, dejando de lado los sentimientos para empaparlo con palabras que "suenen bien". No sé... se los dejo para que lo lean ustedes ya que no se consigue. No sé si seguirá a la venta. Esperemos que no.




- Éxito literario: "Para escribir tienes que leer mucho" o "los libros son conocimiento" ¿quién no ha escuchado estas frases? Frases que dicen hasta el cansancio muchos en la población, incluyendo escritores tan amateurs como yo. Pero, ¿será cierto? Te lo haré entender según mi opinión, pero resumamos en una palabra: NO.

        Conozco a muchas personas que han leído mucho, que han estado toda su vida inmersos en libros extensos e interesantes y que autodenominan como sabios, como conocedores de la literatura y todo de nuestro idioma, pero les pides escribir algo y ¡SORPRESA! Te entregan la madre de las blasfemias entre las manos. Se ven fallos notorios, falta de interés y una obvia intensión en que se lea bien, pero no en el contenido. Cuando profundizas normalmente te encuentras con algo vacío o en el caso contrario, un torbellino de ideas que no tienen ni pies ni cabeza. Simplemente no era lo que esperabas. No era lo que esa persona tanto te pintaba de sí misma y de sus propios conocimientos en el tema. ¿Aló, sí? ... ¿Dross?

        Es cierto una cosa, para aprender a describir, redactar y componer una historia, sí, debes leer y revisar escritos de tu preferencia para "UBICARTE", para no meter la pata, pero no quiere decir que con eso vas a conseguir escribir una novela. Para ir a ese nivel (que es el nivel 2 al momento de escribir) necesitas practicar, hacer escritos que poco a poco van aumentando su calidad mientras vas adquiriendo experiencia. Eso es lo natural, es lo que se debe de hacer. Nada de calidad se hace al momento y si tú quieres hacer algo pero es muy extenso, ¿qué esperas, puto? ¡Comienza ya!

Actualización - 07/05/2016
        Ahora que estuve hablando con una persona sobre estos temas, recordé esta entrada y siento que me faltó algo, algo que no había tomado en cuenta. Como decía, leer no creo que sea necesario para surgir como escritor, solo es una guía para descubrir lo que te gusta y cómo te gusta, y ya, no necesitas leer demasiado para ello, con 1 o 2 libros ya es suficiente. Pero, hay un tipo de personas que sí les hace bien leer siempre y que de verdad encuentran conocimientos útiles, que no es una perdida de tiempo.

Hay muchos tipos de inteligencias y métodos de estudios válidos, y uno de ellos es ese, leer para aprender. Pero me dije "ya va... muchas personas leen todos los días, y pocos aprenden algo. De hecho llegan a olvidar lo que leen con el pasar del tiempo, ¿entonces? ¿De verdad es válido?" Y gracias a eso llegué a la conclusión que en el pasado esa frase de "tienes que leer muchos libros para escribir" se volvió popular por ver a alguien aprender de esa forma, por ese mismo método de estudio (o fue la misma persona la que la popularizó). Porque a ver, pongámonos a pensar. Si le preguntas a alguien "¿por qué es bueno leer para saber escribir?" es muy dificil que te explique algo con una base, al contrario siempre suena como una grabadora, como si fuese algo que dijo un "alguien", algo aprendido, y quizás sean pocos los que expliquen paso por paso el por qué es efectivo.

Así que querido lector, si eres alguien que aprende rápido leyendo, entonces este sí puede ser un verdadero éxito para ti; y lamentablemente no lo será para el resto de las personas. Así que be happy, disfruta de esa ventaja que te otorgó tu propio cerebro.



- Éxito cultural: Esto es algo similar a lo anterior, solo que esta es un poco más tóxica a mi parecer.

        Muchas veces me han dicho (y escuchado) afirmaciones tan asquerosas como: "Yo sé más que tú porque yo sí tengo cultura. Sé muchísimo de arte, de literatura y he viajado por muchos lugares del mundo y no solo eso, también..." ¿De qué vas? O sea en serio, ¿de qué mierda vas? Me vale un carajo que sepas mucho de todo, ¿qué más da? ¿Que yo me aprenda toda la historia de Grecia me hace ser más inteligente que tú o viceversa? Claro, puede ser un gran e interesante tema de conversación en el momento adecuado, y para quedar bien ante un público... y ¿qué más? ¿Puedes crear algo con esos conocimientos o hacer algo con ellos? Lo que sea... ¿no? ¿Nada? Aaaw.

¿De qué vale tener tantos conocimientos si no vas a hacer nada con ellos?

        Por ello digo que las personas que gastan tanto espacio en sus cabezas de cultura, música, arte y demás cosas (sin que les apasione el tema, ojo) y no hacen nada con sus conocimientos, ni crean nada, ni aportan algo con ellos, son tan insignificantes como el que no sabe nada de esos temas. Piénsenlo ¿qué ganan dos personas que discuten a muerte sobre "qué grupo de música es mejor"? Ahí se los dejo.

"La cultura es la máscara del necio".



- Éxito sexual: ¿Recuerdan la visión de "depende del número de personas que te folles eres mejor, más atractív@ y encontrarás la felicidad"? Obviamente es completamente falso, muchas personas follan todos los días para tener una pizca de adrenalina y emoción real en sus vidas, creyendo que son felices y lo tienen todo, pero no es así. Aunque en este tema pienso que puede que sea yo la persona del problema y no la sociedad, de ser así ya me daré cuenta en el futuro, supongo.

        No tengo mucho qué decir al respecto, pero hay una cosa que sí, y es la siguiente frase repetida en los pensamientos: "follar está bien, pero si no sigues unos estándares predeterminados está mal". Eso siempre me ha molestado, especialmente la persecución que tiene la sociedad a lo que muchos dicen que es malo, pero que no se detienen a pensar de verdad si es malo o no, no tratan de sacar sus propios conceptos y solo se limitan a seguir a personas que se hacen llamar moralistas, pero ¿realmente lo son? Ahí entra la paradoja de la cueva, de aquellos que vivieron siempre en una viendo sombras y cuando uno salió y vio el mundo, al regresar fue tomado como desquiciado.

        Simplemente diré esto: Si dos personas, independientemente de sexo, edad, creencias, familia y fetiches, ambos con plena consciencia de lo que están haciendo y harán, y están de acuerdo en mantener una relación sexual o relación a fin de cuentas... ¿es malo?

        La respuesta, independientemente de cuál sea para cada quién (incluyéndome), será ambigua y dejará dudas a futuro aunque la persona esté consciente y convencida de sus argumentos. Después de todo lo mismo pasó con la homosexualidad, siendo legal al principio de los tiempos, luego ilegal y ahora vuelve a ser legal en algunos lados. ¿Lo mismo pasará en el futuro con el incesto, la pedofilia y otras desviaciones? Y de ocurrir, ¿será malo en ese entonces?

        En mi opinión, prefiero pensar que mientras nada se haga en contra de la voluntad de otra persona, entonces se podría decir que está bien; tal como pasó con el caso del canival de Alemania (su nombre no se me pasa por la cabeza y no quiero buscarlo). Su acto homosexual y canival me pareció bueno, y no tengo nada malo qué decir al respecto, aunque sea algo que yo no haría jamás. En fin, no confío en el juicio de las personas ni de las presiones sociales, después de todo la gente se deja influenciar demasiado por lo que todos dicen que es correcto.

        Si aun no entiendes te lo haré entender de una forma más sencilla: imagina que naciste en una isla donde la forma en la que te comportas ahora mismo ha sido la que siempre te han dicho que es correcta. De pronto llegan muchos barcos con miles de personas, mas de las que habitan en esa isla, personas con comportamientos completamente distintos a los que tienes al punto que considerarías erróneos, inhumanos y desagradables; y que curiosamente tengan una sola cosa en común, que ellos también consideren que ustedes están mal y comiencen a tratar de "arreglarlos" y perseguirlos para que dejen sus comportamientos. ¿Quién tiene la razón? ¿Quién es el "malo" realmente?

        Por eso no hay que preocuparse mucho por lo que digan los demás sobre tus gustos, después de todo están siendo sinceros pero no es que tú estés mal. Solo preocúpate en no hacerle mal a nadie.

        Aprovechando esto diré dos puntos adicionales. Dos puntos que me han preguntado y que he tratado con algunos:

1- "¿Debo decirle a mis padres que soy homosexual?" No. Aunque sean los padres y la familia más tranquila y tolerante del mundo, ¿para qué hacerlo? Yo nunca le he dicho a mis padres a quienes me follo (o viceversa) y de qué sexo son. Mi vida privada solo es y será para mí, no para ellos. ¿De qué vale decirles? ¿Para qué jugar con la ruleta rusa de la aceptación? ¿Acaso necesitas su aprobación para hacer lo que quieras? Deja de lado las culpas impuestas por la sociedad y abandona esas necesidades de jugar con tu suerte. Puede que no les importe lo que seas y lo hagas, pero ¿qué pasa si sí? Créeme, no vale la pena. Sé feliz y lo demás que se vaya "a la putah". Te lo dice alguien cuyos padres dicen que la homosexualidad es la escoria y pudrición del mundo actual.

2- Hace días pasó algo que me encabronó mucho, pero muchísimo por semejante estupidez audiovisual. En youtube hay varios videos realizados por un montón de personas titulados "ventajas de ser lesbiana". El calentón que me dio el título no fue comparable al que tuve cuando terminó (calentón = enojo hard). ¿Desde cuándo la homosexualidad es una opción con ventajas y desventajas? Una preferencia puede ser la opción para algunas personas, sí, pero va más allá de "lo mejor de ser homosexual". Fóllate a quien te dé la gana y ya, si hay ventajas o desventajas eso es irrelevante. No tienes que estar diciéndole al mundo "soy gay", a nadie le importa ni le importará. Así que cómprate ropa interior arcoíris y usa pantalones comunes, no viceversa. "¿Y por qué tengo que ocultar lo que soy?" porque si lo muestras de esa forma tan superficial es porque de verdad no lo eres.



- Éxito espiritual - La humildad y la caridad: Mi parte favorita y última de todo este testamento. Es de lo que más he visto y por ende, lo que más me repugna de todo, especialmente porque mi humildad es de cero y menos y puedo decir todo sin temor a criticar algo que yo haga.

        Antes debo aclarar algo. El orgullo y la arrogancia no equivale a restregar tus logros en el rostro de los demás. Yo los cuento a las personas con las que tengo confianza, pero los callo cuando estoy ante otra persona que desconozco, especialmente cuando me restriegan en el rostro de forma pedante lo que pueden hacer y yo no. No necesito sentirme grande ante nadie, ni necesito joder a otros para sentirme importante, después de todo eso se verá en el futuro, y yo no tengo prisa de ello. Yo me analizo resaltando mis fortalezas y defectos, y creo que así deben de ser las cosas. Continuemos.

        "¿Qué es lo que te puede repugnar de algo tan bueno y bien visto como la humildad y la caridad?" No es el acto lo que me repugna en realidad, sino que es como todo anterior, es la gente y su actitud lo que me causa ese ardor en el pecho.

        "¿Qué es lo que pasa con ellos?" Sencillo: las personas que normalmente dicen ser humildes son de cuidado, mucho cuidado. Realmente se visten con su traje blanco de humildad, de paz y bondad para ocultar su propio orgullo, arrogancia y supuesta superioridad a comparación al resto de las personas. Es aquel que se sienta en su trono y te presta su maravilloso asiento porque "tu no lo tienes y yo sí". Son de esas clases de personas que normalmente comen lo mejor para ellos y regurgitan para darte de comer sus sobras, solo que hacen ver como si eso fuese lo único que tiene para comer y "te lo regala". ¿Pero sabes que es lo mejor y más gracioso de todo? Realmente a ellos no les importas, te ven como una herramienta para subir de posición, porque te ven indefenso y se sienten bien al ayudarte porque les aumenta el ego. Te enseñan a depender de ellos y no te ayudan a pescar y a conseguir lo que necesitas para superarte. ¿Y qué pasa después? Cuando más los necesitas te tiran a la "caridad" y se deshacen de ti. ¿Que qué es eso? Simple: "yo le ayudé, pero no se superó. No puedo ayudarle más porque tiene que aprender." Y listo, muito jodido my friend. Si alguna vez escuchaste de lobos blancos, pues perfecto, te has encontrado con unos cuantos de seguro. Después de todo son personas que ocultan sus defectos para aparentar santos, pero en verdad son tan mierda como tú y yo, o peor.

Solo piensa en esto: ¿Qué persona humilde resaltaría a cada rato lo que es?



        Ten cuidado en este mundo que está lleno de personas que creen seguir tradiciones de ingenuos que pretenden arrastraste con ellos por un camino que no es el tuyo, y de una moral y orgullo tan delicado que parecen ignorar que también cometen las mismas fechorías, o peores, de las que sentencian, mientras esperan consumirte años de tu vida en confusión y depresión por no ser lo que "todos esperan". Los caminos de cada persona son diferentes, y no tienes la obligación de seguir ninguno de ellos.

        También me gustaría que pensaras en algo más: si me consideras una mierda de persona y aún así lees mis artículos porque te entretienen o te hacen pensar, piénsalo mejor. Quizás no sea una persona tan mala como crees, solo que te digo quién soy yo de la forma más cruda posible y no oculto mis defectos, y quizás eso te choca y desagrada. Y no solo conmigo, quizás así pase con las personas que te desagradan en general. Pero recuerda esta entrada para cuando te encuentres con una persona que aparenta ser "perfecta" para ti.

domingo, 27 de marzo de 2016

Una verdadera historia de terror - Edición Kat



Es de madrugada ahora mismo mientras escribo esto; estoy tomando un descanso de tanto dibujar, y ahora mismo, mientras contemplo la nada y masajeo mi diestra (no, no de esa forma) me estoy dando cuenta que en el reproductor de música de Youtube está sonando una recopilación de canciones de Linkin Park. Busqué la pantalla para quedarme viendo ahora esa imagen estática y añeja en la pantalla mientras me quedaba pensando y repasando vivencias tan antiguas como el grupo en sí. La verdad, me parece increíble que se formaran en 1996, y aunque yo los escuché cerca del 2000 al 2002, (por ahí más o menos) igual para mí es como si hubiese sido ayer. Una de las tantas cosas que recordé fue que a mí no me gustaba casi ningún tipo de música en ese entonces, a Linkin Park lo toleraba porque lo pasaban mucho en la tv y le terminé agarrando el gusto. Actualmente me gusta Linkin Park, le tengo un extraño cariño, viví muchas cosas escuchando sus canciones (sin escucharlas en realidad, solo estaban de fondo. Como si fuesen parte de un videojuego. La ambientación de un escenario), y escucharlas me da esa nostalgia que nos pasa cuando ya estamos "viejos", jajajaja, esos recuerdos tanto buenos como malos que te hacen regresar a ese sentimiento, sin sentirlo en realidad, solo regresas al pasado para verlo como un espectador que estuvo muy cerca de ese "protagonista", o bueno, así lo siento, son pocos los recuerdos que me hacen sentir algo vívido otra vez. Aunque Linkin Park no son los únicos que son capaces de provocarme tales regresiones en el tiempo, también ese grupo antiguos, Nightwish (con Tarja, cuando eran buenos) y Within Temptations (qué goth soy, joder). Los demás grupos por muy buenos que sean no recordaré sus nombres, ni sus logos, y mucho menos a sus integrantes, al menos que me los restrieguen en el rostro todos los días, pero no los recordaré con cariño. Sí, aún no me llevo bien del todo con la música en general, muy pocas me llegan a agradar.

Y ¿qué tiene que ver Linkin Park? Nada en realidad, solo estoy pensando mientras escribo y porque ese grupo me hizo recordar de un tema que quería hablar desde hace tiempo, pero no tenía las palabras para ello, ya que siempre tiendo a lastimar a alguien sin querer cuando opino de cosas así, pero creo que sé cómo iniciarlo ahora: con anécdotas más que nada; pero ahora mismo sigo pensando y replanteándome si sería bueno esto; de ser así quizás nunca lean esto y lo dejaré para mí, y de publicarlo no borraré algunas cosas (sí, acostumbro a escribir así a veces, muchas entradas iniciaron así, conmigo "hablándole" a la pantalla, como si me escuchase, y al igual de las entradas que publiqué, muchas no llegaron ni siquiera a ser vistas por considerarlas indebidas). Una vez alguien me preguntó "¿qué ganas con esto?", refiriéndose a hablar de cosas así en internet, a ojos de todos. Mi respuesta fue que: las palabras puras transmiten más que un guión elaborado y que un discurso populista, pero no dije nada más.

Si son seguidores viejos de mi blog sabrán que yo no lleno esto de vivencias, me gusta sazonar con anécdotas y a veces doy comentarios sobre mí, pero son contadas y con el fin de alcanzar el entretenimiento o por el arte de crear, como cuando hacía las pequeñas tiras cómicas de los primeros años, (que por cierto extraño bastante de hacer, quizás las retome cuando esté libre), muy pocas veces me quejo y de hecho no tiendo a hacerlo. Me gusta reflexionar y sacar los trapos al sol, soy de esas personas que en vez de decir sus cosas buenas tiendo siempre a nombrar lo malo, ha de ser por eso que espanto a algunos de mi audiencia, jajajaja. Aun así, haré que lo que estoy a punto de contar sea una buena crítica social, de esas que me gustan mucho hacer y que tengo tiempo sin escribir.

Todo esto comenzó cuando ya llevaba largos días pensando en los años que han pasado, especialmente con la llegada de mi cumpleaños  hace ya unas semanas, un año más que alarga mis ya prolongadas dos décadas de vida, y de las situaciones que tuve que vivir para ser quien soy ahora mismo, las cosas que he escuchado y observado, y de la gente en la que creí, los que amé, los que pisoteé y los que me pisotearon; todo al mismo tiempo y a la vez tan pausado que puedo ver sus rostros de nuevo y con mucho detalle. No sé qué pensarán los que lean esto sobre sus propias vidas, pues sé que todos hemos conocido gente de gente para cada clasificación; pero para mí esos recuerdos son hermosos aunque realmente no lo sean, porque los recuerdos vívidos son fragmentos de vida de tu propia existencia y de los que la conformaron junto a ti. Ya eso se puede llamar vida, al igual que los escritos de una historia que nadie leyó.

Eso resume mi forma de ver la vida, y es lo que expreso tanto en escritos como en mis dibujos, lo que los trazos y las letras tratan de decir, y que las puedas entender sin siquiera decírtelo directamente. Todo proviene de mí, de gente que conocí, de pedacitos de mi vida, de mis deseos, de mis fracasos, de mis críticas, e incluso mis ganas de molestar a otros. Todo son fragmentos de vida, y por eso para mí es arte, y por eso lo expreso, ya que no tengo a nadie con el que pueda contarle tantas cosas. Tengo amigos, muy buenos amigos, mi novia, y personas a las que aprecio mucho, pero por consideración no me gusta ir a molestarles con mis pensamientos, y mucho menos con los fragmentos de mi vida.

Mientras suspiro ahora y leo lo que acabo de expresar, me acabo de dar cuenta que uno de los escritos más explícitos sobre mí es un poema muy corto que escribí de forma tan espontánea como estos párrafos. Después de este abreboca comenzaremos con el tema en cuestión, una verdadera historia de terror, el inicio de mi historia como artista. Como diría el creador de la Luna y de Plutón: "la realidad supera la ficción".

Poema: La Promesa del Ocaso.


Una verdadera historia de terror 

Capítulo I - La violencia y yo






          Como sabrán yo no soy una persona pacifista, y no lo digo por confirmar algo que dije, realmente nunca lo he dicho abiertamente, pero sí en fragmentos. No hace falta prestar atención para saberlo, se me nota muchísimo que soy así, tanto en mis anécdotas, críticas e historias, incluso en ese banner viejo que está ahí colgado, todo en mí posee algún tipo de violencia reflejada y disfrazada entre palabras y trazos de todos mis dibujos. Una sobredosis de violencia pasiva exquisita y pura. ¿Y saben qué? Eso está bien, quizás para alguno no lo sea o simplemente no le gusta lo que hago, como ha pasado ya en incontables grupos en los que he estado, sin embargo repito, está bien así. No me importa si a alguien de pronto le deja de agradar lo que lee o que consideren que este lugar es un poco "tóxico". Realmente no importa porque para mí eso es bueno, porque eso es lo que expreso. Así soy yo.

          Quizás no se entiende y no sé si lo he dicho antes, y como no tengo noción de ello asumiré que no. Yo inicié a escribir en este lugar por dos motivos, el principal ya lo conocen, trolear a la gente o causar desagrado, cosa que fui dejando de lado poco a poco, aunque no lo crean; y eso está genial. Y lo segundo, que es lo que ha prevalecido desde siempre y que creo que nunca he dicho y que lo he guardado para mí hasta ahora: esto era y sigue siendo una autoterapia para el control de la ira y superar ese obstáculo social principal, eso que por tantos años arruinó mis relaciones, es algo que siempre me ha sido muy complicado de superar y que hasta el día de hoy estoy luchando contra ese "monstruo" que vive en mí, por eso no me importa si a otros no les gusta lo que leen o no les agrade, porque sinceramente así soy yo, y agradezco que no conociesen a Kat del pasado.

          También mi blog y mi arte me ayuda a superar otros problemas bastante serios y que he solventado y por eso se me hace sencillo socializar. Desde temprana edad tuve que visitar a varios especialistas que me atendían, tanto en lenguaje (tartamudeaba, y actualmente solo en raras ocasiones) como de asumir una vida como otros niños y niñas que compartían mi entorno (tengo problemas de aprendizaje, de atención e hiperactividad y asperger). Eso me impedía escribir bien porque no entendía las explicaciones simples sobre cualquier cosa, hacía que lo más sencillo para cualquiera a mí se me hiciese muy complicado. Por ejemplo, de mátematicas solo sé lo básico (suma, resta, multiplicación y división) y aprendí a identificar los acentos y a identificar el orden de las palabras a los 20 años (no entendía y sigo sin entender la teoría básica del castellano, lo leo y no lo capto, y si lo capto lo olvido). ¿Pueden imaginarse cómo era vivir en el colegio así, con todas las materias? Era muy jodido, por lo que tenía que estudiar demasiado para siquiera pasar algo (y aun así, nunca reprobé un año, y ninguna materia me quedó). Incluso recuerdo que una profesora me hizo un examen en bachillerato, tenía que sacar 20 (máxima nota) para pasar su materia. Estudié todos los días tardes completas, y lo logré. En fin, está de más decir que nunca sobresalí en clases en nada, por eso estuve muchos años en terapias con diferentes profesionales y profesores particulares.

          Lo curioso de todo esto es que esos "profesionales" nunca le dieron importancia a los dibujos que hacía, o de lo que los maestros decían de mí. Nunca le dieron importancia a mi ira, ni se preocuparon en ayudarme a solucionarlo. Obviamente yo sabía que ese problema de ira era malo para la vida de los demás y la mía, hacía daño a ambos por igual y no sabía qué hacer y cómo controlarlo, y actualmente tampoco lo sé, al parecer es un problema muy complejo, demasiado.

          Ya no veo a ningún especialista desde los 19, los dejé por un arrebato de la misma ira y decidí resolver mis problemas por mi cuenta (y eso fue de hace un tiempo). Y lo curioso es que me ayudó mucho el hecho de aplicarme el triple al dibujo y a la escritura, que eran las cosas que más se me complicaban, y ahora estoy viendo los frutos de tanto esfuerzo; me han halagado por mi forma de expresarme y por cómo escribía (sabiendo que no sabía nada, y que todo lo aprendí por ensayo y error, tras estudios, consejos y críticas de personas  que me superaban y que amablemente se los pedía). Simplemente hice lo que no sabía hacer bien pero lo que más deseaba lograr, y eso me ayudaba a tolerar parte de mis problemas, expresaba todo eso y más en lo que hacía y me quitaba un peso enorme del pecho, ya que no tenía a nadie con quien contar, ni nadie que yo pudiese hablarle sobre eso y pedir ayuda; simplemente aprendí a expresar mis tormentos en párrafos y mis frustraciones en trazos. Y así surgió este lugar que cambió mi vida, y que el pendejo de Luffy me ayudó a tomar el impulso de crearlo. Lo odio y lo amo a la vez.

          Volviendo a mi caso de ira, los que aún me están leyendo quizás se pregunten ¿por qué es tan difícil controlar la ira? ¿No puedes contar hasta 10 y ya? Pues no, contar no me sirve, y encerrarme tampoco, mi ira (no enojo,  ni frustración, ni indignación. Es "ira", literal) se aleja por completo de las discusiones, más allá de romper las cosas y de tirar todo al suelo, o de gritar, o de herir los sentimientos de alguien, e incluso más allá de las venganzas pasiva; de hecho, yo no hago nada de lo anterior, soy una persona demasiado tranquila, de esas que las ves sentadas leyendo o dibujando cosas en su cuaderno, sé tolerar mis fallos y los de otros, puedo perdonar cuando alguien se equivoca o si me tratan mal sin querer hacerme daño, todo eso lo paso sin problemas. Sin embargo, mi caso se complica porque cuando llego a mi límite mi agresión pasa de verbal a violencia física, directamente y en un abrir y cerrar de ojos, y es tan fuerte que los golpes son insuficientes, y donde las venganzas eran con toda la intensión de causar daño tanto físico como emocional a los demás. Y no es algo de ahora, repito, así fue mi vida desde la primaria hasta la mitad del bachillerato. Solo imagínense las amistades que arruiné. Es muy obvio que quisiera cambiar el rumbo de todo por mis propios medios.

          Pero hagamos una pausa aquí ¿sí? Y preguntémonos, ¿de dónde viene la violencia?

          Es cierto que la sociedad hace ver a la gente violenta como "primitivas", gente que tiene que evolucionar o que no son capaces de solucionar los problemas de buena forma, porque somos sociables, y después de todo podemos hablar. Pues, a esa gente quisiera decirles algo, que me han molestado con sus comentarios desde siempre. Yo seré una persona con incapacidades para hacer cosas simples, pero soy tan inteligente como cualquiera y sé lo que traman muchos con esos comentarios vacíos. La violencia ya está implantada en el cerebro de todos, es una acción que se genera por sentimientos y por instinto, así está diseñado nuestro cerebro: huir o atacar; que tu nunca golpeases a alguien no significa que seas pacifista, ¿sabes lo que es el pacifismo? Que de hecho, es algo que considero inexistente, nadie es pacifista del todo. En algún momento te tienes que defender, y si es de humillar a otros para salvar tu pellejo lo harías sin pensarlo y quizás de la forma más sucia y sutil posible, algo que nadie más se daría cuenta. O quizás le pidas a otros que se encarguen de minimizar la amenaza por ti, así, bien pinche estratega y manipulador. Y dime tú, pacifista ¿qué es eso? Es estrategia, lo sé, no eres capaz de caer en los mismos juegos que esos "sucios" ¿cierto? No son dignos de ti, dirás, pero lo que no dices es que eres demasiado cobarde para enfrentarlos, pero en fin, eso sigue siendo violencia, pero pasiva, ¿sabías? Eso es lo mismo que la violencia física, ambas vienen de un mismo estímulo, pero los individuos las canalizan de diferentes formas, la diferencia a ti es que esa persona se limitará a enfrentarte y humillarte con palabras destructivas, o simplemente te golpeará hasta el cansancio sin siquiera preocuparse por lo que dirán otros. Y no me mal interpretes, eso no los libra tampoco de ser violentos, solo meto a ambos en el mismo saco, solo que tu huyes y ellos atacan. Es básico y simple de entender, ¿no?.

         Así que no te creas más evolucionado que alguien más solo porque tú dañas a otros tras bambalinas e intentas cercenar sus sentimientos, orgullo o su dignidad para ganar. Dime tú ¿eso es más digno? O es que acaso tú le hieres para que "aprenda", para que te "respete" y puedan ser "amigos" después, como si nada pasara y para darte la razón, por supuesto, porque claro, tú eres pacifista. Tú "amas" la vida, y a todos los seres vivientes del cosmos. De ser así, por favor, ve y abrázate con un vegano radical y juntos vayan de la mano a hacer trío con un animalista. Venga, sin vergüenza, que de seguro serán felices los tres.

          En la vida, todo lo que hagas tiene un por qué y un fin. Nada de ti está ahí porque "así soy yo y punto", y si eso es lo que te dijeron desde siempre entonces te resumo algo: has vivido en un engaño. Todos somos seres violentos por naturaleza, solo que lo expresamos por palabras o acciones, y en su defecto nos expresamos así por medio de nuestros sentimientos, o en las actividades que hacemos, como el sexo, el dibujo o el escrito, o irte a martillar con todas tus fuerzas algo que estás construyendo mientras imaginas que es la cabeza tu vecino, solo por citar un ejemplo.

          Ahora que ya tenemos todo esto claro, y que me conocen un poco mejor, por favor, pasemos a lo siguiente.



Capítulo II - El Bullying y la venganza




         Jajajaja, no, esta entrada no está destinada a "stop bullying plsss". Simplemente eso ha existido desde siempre y hagan lo que hagan él seguirá existiendo y la gente de todas las edades lo continuarán cometiendo. No se puede contra el Bullying, así de sencillo. No hace falta explicación ni presentación, él mismo tiene su propia tarjeta repartida por todos lados e incluso banners en edificios con su nombre. Es el "tío" popular de la fiesta.

          Si ustedes tienen la mente tan contaminada como yo de esa palabra sabrán del desagrado que da con solo leerla, de ver cómo prostituyen esa palabra en todos lados por cualquier cosa por cada artista sumado a la campaña y por todos los entrevistados que han dicho sin preguntarles "yo sufrí bullying porque me lanzaban bolitas de papel en el colegio, y me blablablibleaban" como si por eso lloviesen cartas para lamentar su caso. Es incluso hasta estúpido y abusivo, tanto que quizás yo también esté pecando con nombrarle aquí, solo que antes de iniciar haré una aclaratoria: sé que el Bullying es malo y hace mucho daño a todo aquel que lo padece. Pero siento que el bullying te ayuda a afrontar la vida de una forma bastante cruda y prematura, pues así es el mundo.

          La gente a veces es tan repugnante que le encanta burlarse de lo diferente, viendo como débiles a los que son tranquilos, tímidos o de raza distinta, y a los están enfermos los tratan como si fuesen basura tras máscaras de lástima, pues claro, "ellos son débiles, no como nosotros". Así de simple, si tú logras sobrevivir al bullying tu inocencia estará fragmentada al igual que tus recuerdos y tendrás problemas con tu comportamiento, pero pocas cosas en la vida podrán contigo de ahora en adelante y comprenderás mejor cosas que otros ignoran. Vale la pena para sobrevivir.

          Y sí, yo igual sufrí de bullying, al igual que muchos, y quizás al igual que tú, querido lector, y sé lo que es eso. Aunque mi caso en particular no fueron 1,2 o 3 años, fueron muchos más de la mitad de mis años de estudio, desde primaria hasta bachillerato ( no los contaré porque sonaría demasiado dramático o como si me estuviese quejando, y no es la idea, esta entrada no tiene nada que ver con quejas del pasado). Y como fueron tantos años y los que principalmente formaron mi agresividad y comportamiento, dejé de considerarme víctima. Al principio si lo fui, tal como todos, pero luego ya no más.

          Esos primeros años fueron difíciles para mí, pero luego tomé cartas en el asunto. Yo también le hice bullying a mis agresores, a sus amigos y a otros, me vengué por años hasta saciar esa sed de justicia. Pero lamentablemente cuando logré vengarme y ganar, me di cuenta que cada vez que me provocaban quería más y por más que me reprendieran en el colegio por alguien yo volvía a enfrentarme con el culpable, como si la represalia no me hubiese hecho efecto. Simplemente yo iba y pasaba factura. Fue un circulo vicioso que duró muchos años y que destruyó mis oportunidades para socializar con la mayoría  y que creó una reputación muy negra: "no hables con Kat que pierde la cabeza". Y ¿saben? Quizás algunas cosas sí me las tenía bien merecidas ya que después de perder esa inocencia me volví una cabrita con cuernos.

          Está de más decir que no tuve muchos amigos y que la pasé mal en algunos momentos, y que no pude confiar en nadie en realidad, pues la desconfianza y las traiciones siempre iban hacia mí. Eso para un infante es bastante duro y fue lo que creó lo peor de mí. Después de varias desilusiones e indignaciones comencé a vengarme de ellos también. A muchos les lastimé físicamente y lo disfrutaba cuando sabía que ellos también me hicieron daño. Probar por primera vez de esa sensación de venganza es embriagante y quieres más, quieres el miedo de la gente, quieres respeto y tener el poder en tus manos para que tus enemigos se inclinen y pidan perdón llorando mientras les golpeas una y otra vez, realmente llegas a disfrutar el sufrimiento ajeno y a emocionarte con el simple hecho de herirles.

           Sé que los que aún me están leyendo estarán alzando las cejas ahora mismo, pero sé que muchos que ya probaron el embriagante sabor de la vendetta, y los que han experimentado el ojo por ojo y el diente por diente, comprenderán a lo que me refiero. Así que por eso y más, no, yo no soy una víctima. Yo era quien doblegaba a los que me vieron débil, a los que me humillaron, los que abusaron de mi persona y los que me golpearon. Yo les enseñé que pueden ser más frágiles de lo que puedo ser yo, mientras contemplaba su miedo.

          Todo eso y más, al igual que esta canción.




          Sé qué pensarán que exagero, y que en las peleas de niños y niñas nada puede salir mal; pero en mi largo historial las cosas no salen como la mayoría se lo espera. Yo de verdad me las arreglaba para que ocurriese lo peor, en ingeniar lo que tuviese a mano para que recordasen mi nombre. Como una vez que le reventé una pecera en la cabeza a un niño que me buscaba pleitos a cada tanto, o cuando amenacé en sacarle un ojo a otro con un fierro oxidado de pupitre en la mano mientras que este estaba entre este y la pared. Y eso fue solo en la infancia defendiéndome de niños que se burlaban de cosas tontas, o para defender al único amigo que tuve en esos años. ¿Pueden imaginarse de cómo fue la adolescencia? Peor, por supuesto, jajajaja. Fue tan hardcore que mi vida corrió peligro en más de una ocasión y las de esas personas también. Los acosos hacia mí eran peores y con otras intensiones; eran menos numerosos pero más ingeniosos, y eso solo ocasionaba una explosión de ira. Si tuviese que contar una de ellas solo para adornar un poco el momento sería cuando envié a alguien al hospital por clavar mis uñas en su cuello tan profundo que la carne se quedó entre las uñas, o cuando le fracturé los dedos a alguien por burlarse de mis nulas habilidades para el deporte.

          "Pero Kat, no eres invensible, debió pasarte algo", ¡pero claro que me pasaron muchas cosas, cariño! ¡Muchísimas! Solo que no las he contado porque esto pasaría de ser un relato a ser una vil queja, pero me hicieron muchas cosas también a lo largo de tantos años, tanto de acorralarme entre varias personas, como burlarse de mí, humillarme o golpearme. Pero si quieres más detalles solo contaré que una vez me hicieron perder el conocimiento por asfixia, estrangulándome obviamente, y que no sé qué pasó después de aquello, solo sé que desperté bajo una mesa de laboratorio donde no había nadie. O cuando en una de esas un chico con cuchillo en mano y ligeramente oculto entre su suéter, me acorraló tras un árbol en el patio cuando no había nadie y me dijo "haz lo que te pida o te mato en la salida, cuando vayas de regreso a tu casa".  En muchas de esas ocasiones tuve mucho miedo por lo que pudo pasarme, pero tenía el coraje de enfrentarlos y de ser el caso, darles su merecido o peor, como en el caso del chico del cuchillo. Hay más situaciones similares, pero no las diré, eso sería entrar en detalles sobre mi vida (más detalles de los que me gustan dar) y no es lo que quiero.

          Yo no soy una persona muy dotada físicamente hablando, ni nunca tuve una fuerza espectacular, ni un tamaño increíble. De hecho soy una persona bastante escuálida y de peso súper "pluma", por lo que es muy fácil superarme en fuerza, y de ganarme, de hecho, cualquiera puede hacerlo. Pero como no disponía de la fuerza en los enfrentamientos, entonces yo me dedicaba jugar sucio, tan sucio que si veía la oportunidad de torcer una extremidad o de pincharle el ojo a alguien con mis uñas (las cuales sacaba filo regularmente) lo hacía y punto. En fin, al final se dieron cuenta que ellos aunque me jodieran salían perjudicados, así que pasaron al Bullying pasivo (romper mis pertenencias, como mi suéter, mi bolso, mis cuadernos, mis tareas y trabajos. Incluso una vez quemaron mis láminas de exposición). Eran tan cobardes que ni los chicos más "hombres" intentaban de joderme frente a frente, y las chicas dejaron eso también para dedicarse a crear rumores crueles sobre mí, no eran tontos, pero yo tampoco. Varias maldades se me ocurrieron, tantas que me rio ahora mismo mientras escribo esto. Por ejemplo, llenar sus cosas de carne podrida y gusanos cuando no estaban presentes, o bajarle los pantalones a un chico el día en que se declaraba a la chica que tanto le gustaba (ropa interior incluida); eso fue de-li-cious. Realmente fue divertido en ese aspecto, en ver sus reacciones, y rabietas, aunque he de admitir que mi mayor felicidad fue al terminar el bachillerato y no ver a la mayoría nunca más.

          La universidad fue diferente para mí, fue agradable y nadie se metió conmigo. Solo al principio, pero al ver cómo reaccioné tanto esa persona como todos los demás me dejaron en paz para siempre. Fue tranquilidad pura desde entonces, y fue donde aprendí a convivir mejor con la gente, no solo con mis amigos que aún conservo de esos años de escuela.

          Realmente he disfrutado muchísimo escribiendo esto y recordar todo, me hace sentir satisfacción aunque existan momentos no muy lindos, y otros que fueron hermosos con gente que de verdad me apresió por como era y que juntos viviésemos muchas aventuras, y aunque muchas de esas personas han desaparecido de mi actualidad, aún les recuerdo con cariño. No me arrepiento de nada, ni siquiera de lo malo, y aunque no conté muchas cosas (borré muchas en la edición de este artículo) realmente siento que mi vida ha sido interesante, y aunque al final todo lo que hice a otros me pasó factura, mi vida actual es muy normal, algo aislada ya que quiero vivir en paz hasta superar este problema por completo; pero aun así, no necesito de fiestas, ni de tener un grupo grande de personas a mi lado para ser feliz.

          Veo esta experiencia como algo positivo ya que gracias a ello tuve a los amigos más puros que hasta el día de hoy se mantienen, y me alejó de los grupos de imbéciles superficiales que, ahora mismo de hecho, están tratando de destruirse mutuamente por los cambios y choques tan bruscos que tuvieron al llegar a su adultéz, me rio de ellos en ver sus quejas y rabietas en sus redes sociales, como en los viejos tiempos, mientras que ellos desconocen por completo de mi paradero. A veces se preguntan qué será de mí, pero esa respuesta no les llegará jamás.

          Y bueno, supongo que este es el fin del viaje, el final del flujo. Supongo que después de todo en el mundo real los corderos pueden ser los lobos y viceversa; tus pintas no valdrán ni un peso cuando alguien ponga a prueba tu valor contra la espada y la pared, la vida o la muerte. Y de ser así, ¿violento es el que lastima o el que provoca?, ¿Culpable es el que se llena las manos de la sangre del que está sufriendo en el suelo? O ¿es que acaso todos somos culpables de lo que vivimos? Quizás son preguntas sin importancia, después de todo, no importa quien tenga la culpa, todo está bien en el presente y el pasado allí se quedará para siempre, aunque sus marcas aún puedan verse en el cuerpo.

          En lo muy personal, casi tanto como han sido estos pensamientos, opino que las cosas pasan por algo, no puedes estar todo el tiempo escapando de la vida y de tus perseguidores, algún día estarás contra la pared y tendrás que voltear para verles frente a frente. Matándote no ganarás nada, solo harás que ellos se rían cuando tus oídos no puedan escucharles, mientras escriben en tu lápida "lamento que nos dejaras, siempre te quise". Aquellos que destruyen tu nombre y el de tus padres en silencio, y delante de las cámaras y de la gente ellos se vistan de blanco, de pacifistas y digan que nunca quisieron nada malo para ti, que todo era un mal entendido que llevaste al extremo. Ten coraje y lucha o aprenderás por las malas que la vida es así y que al final pocos serán los que realmente lloren por ti, cuando los que creías que eran tus amigos se revelen ante ti y te hagan sentir miserable cuando más los necesitabas, y cuando tu familia juzgue tus acciones con cosas sin importancia; oye, después de todo solo tú puedes aprender de tu entorno y de tus errores porque lo que no te mató te hará más fuerte, claro, si así lo quieres asumir y si luchas por ello. Pero si quieres ser el hazme reír de todos por siempre, pues adelante, ve y vístete de bufón para tus superiores, y procura que se rían muy fuerte con tu muerte. Y si vas a tomar tu propia justicia solo te aconsejo que no tomes mi camino, nada te asegura que puedas encontrar la salida de ese sendero laberíntico después de probar el sabor empalagoso de la venganza y cuando descubras por tu cuenta quién podrías ser con la maldición del ojo por ojo; pues ni yo, que tengo años siguiendo mi terapia sin lastimar a nadie y viviendo en paz después de tantos años retorcidos, no he encontrado la salida aún de este laberinto. Pues aunque viva ahora entre la calma y la risa, si alguien se encargase de arrebatarme lo que con tanto esfuerzo he intentado de construir y a las personas que más amo, no solo se encontraría cara a cara conmigo, sino que también con el monstruo que se ha alimentado de la ira desde mi niñez, ese que no siente remordimiento ni lástima y que realmente desea hacer daño a cualquier precio. Si ese día llegase, algún día, se podría decir que quizás ese sería el episodio final de mi historia, junto con un largo y tortuoso epilogo. Después de todo, despertar de nuevo sería lo que menos me preocupa.

          Es todo lo que tengo que decir para aquellos que siempre me preguntaron cómo le hice para escribir y dibujar así, el porqué avanzo tan rápido y el porqué soy como soy. Espero que en vez de ver mis obras espero que empieces a contemplar su mensaje con cuidado. Quizás dicen cosas que en esta entrada omití, y palabras que nunca saldrán de mí, y recuerdes, que tu también puedes salir de tus dificultades.

     A veces pienso que la gente como yo tiene una doble vida, una que quedó atrás pero sigue presente y la que vives con quienes te rodean (los cuales no saben quién eres ni de dónde vienes, donde creen que tu nombre es suficiente), y en mi caso ustedes, que sin querer saben más de mí que mis propios padres, y que mis más actuales amigos; y lo curioso de todo es que de seguro que tú y yo, querido lector, no nos podremos conocer jamás y de hacerlo te aseguro no será un "quiéreme o te lastimo", sería realmente ridículo jajajaja. Humm... si esto es así entonces sería una triple vida, ¿no? Aún así, la vida es realmente hermosa cuando la contemplas al otro lado del cristal, esperando escuchar el próximo latido que está por venir. ¿No creen?




          Y así reposará el libro de título borroso. Aquel que dicen todos, se encuentra tirado entre las estanterías polvorientas. Aquel que nadie visitó nunca más desde que se olvidaron de su nombre.

domingo, 13 de marzo de 2016

Los Redentores del Pozo - Capítulo 4 [Final]

Capítulos Anteriores

- Prólogo - La corrupción de las nubes
- Capítulo I - El sendero de los desdichados
- Capítulo II - El florín de sangre
- Capítulo III -  Los redentores del pozo

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CAPÍTULO IV
Recuérdame en tu gloria


- ¡MAGNÍFICO! – Alguien clamó maravillado resaltando entre una lluvia de aplausos que alborotaban el ambiente sereno. Abrí los ojos tras parpadear una y otra vez, tratando de enfocar la vista con unos ojos hinchados que se resentían con cualquier movimiento, pero no podía ver más allá que unos manchones cafés muy opacos y ausentes de brillo. Era un lugar pequeño, estaba forrado de madera de pies a cabeza, y era tan estrecho como el lugar de carga de una carreta. La cabeza me dolía al igual que todo mi cuerpo, seguido de pulsaciones fuertes en el interior de mis caderas. No sabía qué era lo que pasó conmigo, incluso llegué a preguntarme si había pasado por un mal sueño y también mi consciencia comenzaba a dudar si esto era parte de la realidad o de otro sueño, pero al comprobarlo con solo observar mi diestra y ver su figura incompleta cubierta por las sombras de este lugar, donde apenas pequeños rayos de luz se lograban filtrar por los agujeros del techo; en efecto, no estaba el meñique ni el anular, en su lugar solo habían vendajes con sangre cubriendo la herida cosida. Escuchaba personas cerca de mí, dándome a entender que había entendido lo que mi visión borrosa trataba de construir; aquellos sonido parecían provenir de algún exterior. Intenté moverme de girar la cabeza o de hablar, sin embargo era imposible, no controlaba del todo mi cuerpo y si hacía un sobreesfuerzo el dolor intenso se ramificaba desde la zona y se resentía en las demás. No podía hacer nada. - ¡¿De verdad, usted hizo todo esto señorita Olivietti?! – Era la voz de “el Magnífico” Lorenzo Médicis en persona, y sus palabras estaban dirigidas a alguien de apellido Olivietti. «¿¡Agnese?! ¡¿Era a Agnese?!» Intenté una vez más hacer algo, así que rodé hacia mi izquierda sufriendo las consecuencias, mi cuerpo estaba peor de lo que pensaba. Inhalé profundo varias veces tras cerrar los ojos, intentando de concentrarme para resistirlo. Al abrirlos pude ver por una pequeña ranura en la madera, traté de arrastrarme a ella y contemplar el exterior. Mis ojos se lastimaron ante tal resplandor, pero aún así intenté de ver qué ocurría allí fuera: frente a mí, a una distancia media, estaba lo que parecía una exposición de cuadros rodeados por nobles y con Lorenzo Médicis con sus típicos ropajes llamativos, un guardia vestido de carmesí y Agnese montada sobre una caja de madera en medio de todos exponiendo muchos cuadros, los cuales, a pesar de mi visión borrosa e imprecisa podía identificar algunos míos y aunque los demás no los pudiese detallar por el tortuoso resplandor del sol, intuía que también lo eran. «¡Era, Agnese! ¡Era de verdad Agnese! Vamos, por favor, esta es mi oportunidad para salir de este tormento. ¡Agnese, te lo pido! ¡Ayúdame, por favor! Di que esos cuadros los hice yo, ¡dilo por favor!» Le rogaba en pensamientos, intenté gritarlo, pero solo tosí lastimándome de nuevo. Volví a recuperar la compostura respirando con mucha dificultad. No sabía lo que habían hecho con mi garganta, pero con solo respirar despertaba el ardor en la cavidad hasta el estómago. Si Lorenzo estaba allí, y el hombre de carmesí también, entonces podía comprobar que de verdad estuve trabajando. – Yo... - Vaciló por un momento, sabía que estaba pensando en mí. - ¿No le parece obvia la pregunta, su magnificencia? Jejeje ¡Por supuesto que todo esto fue hecho con mis manos! – Las últimas esperanzas fueron derribadas a pedazos y pisoteadas por mi única y mejor amiga, al igual que mis ánimos. Cerré los ojos lentamente tras dejar escapar un suspiro doloroso de decepción, solo para ocultarme en la oscuridad, alejándome de la grieta, y de donde quiera que estuviese. Cubrí mi cabeza con los brazos y me aferré al cabello tirando de él, gimoteando con voz quebrada y lágrimas formándose entre los párpados. Quería desaparecer, dejar de escuchar esos aplausos que deberían de corresponderme, dejar de escuchar esa voz dulce que tanto me encantaba deleitar desde la infancia. Quería que me dejasen en paz, y parasen de una vez de rebanar mis sentimientos tal como hicieron con mis dedos. Quería volver a casa, y ahí caí en cuenta que no podía. Sollocé ahogando mis lamentos, en un llanto que nunca antes había tenido. Me había quebrado para siempre.

«Oye, Eleo, si llegas a ser reconocida por tu gran trabajo, recuerda mi nombre cuando estés a un paso de tu gloria, ¿sí?», «Acuérdate de mí cuando estés en tu gloria», «Muchas gracias, nunca más te dejaré sola», «¡Tú te robaste los florines esta mañana, y a saber en qué lo has gastado!» «Sí, yo igual acepté el trabajo para ayudar a mis familiares, ya no había dinero en casa…», «De todos modos tienes una salvadora, la señorita Agnese Olivietti dijo que compró lo necesario para ambas el día en que nos conocimos, lo recuerda ¿no es así?» Mi cuerpo se estremecía temblando descontroladamente al escuchar la voces de los días pasados visitándome de nuevo, especialmente aquella que escuché en la tormenta y que volvería para susurrar en mi oído una última vez; incluso sentía el vendaval surcando los cielos arrastrando los aullidos del viento y arrebatándome la capucha de la cabeza para llevarla a las ramas más altas de los árboles, aquellos a los que más nunca me atrevía a montar y las gotas de la llovizna caer de nuevo sobre la piel. Y de pronto sobre mí, aquel rostro deforme y grotesco que se iluminó por menos de un segundo por los truenos y relámpagos del horizonte, diciéndome solo una vez más: «No creas en esta semana… recuérdame en tu gloria.» Mi cuerpo yacía paralizado y con los ojos abiertos como platos saliéndosele las últimas lágrimas hacia el suelo oscuro de madera para romperse cual cristal haciéndese añicos. Comencé a sentir impotencia, una que no cabía en mí, una impotencia que se convertía en enojo, odio y luego en un calor envolvente que hacía temblar mis manos. Sentía por primera vez lo que papá llamaría ira y rencor, tal como me lo había descrito una noche antes de dormir, sobre el monstruo que descansa en nuestro interior y consume nuestros sentimientos.

- ¡Eleonora! ¡Ey, Eleo! – Abrí los ojos como vajillas en lo que pareció un parpadeo, sintiendo los golpes de mi corazón contra el pecho una y otra vez. Me dolía, al igual que en las profundidades de mi pecho, más allá de ese órgano palpitante y físico. Estaba sobre un taburete, con las piernas babeadas por mi propia saliva y frente a mí, nueve lienzos en blancos. - ¡Eleo! Por favor, - Giré lo más lento posible, pues sentía un dolor punzante en cada músculo del cuello y hombros; a mi izquierda hacia la voz, estaba Agnese que tomaba mi mano, mi mano sana, sentada en otro taburete a mi lado pintando el décimo lienzo, uno que no había visto. – Te preguntaba si te parece bien este avance. ¿Qué opinas? – Vi a la obra, un paisaje, uno idéntico a la Siena, solo que esta era demasiado alegre a como la recordaba. Entendí que era una versión fantasiosa de nuestro hogar. – Me pregunto si mis padres estarán bien. - Murmuró  mientras tomaba el único pincel que quedaba. Me sorprendí al ver el espacio a nuestro alrededor, todo parecía más amplio, volteé de reojo para ver hacia tras, «¿Qué ocurrió con los demás? Y, ¿las demás obras, dónde están?» me giraba a todos lados con mucho cuidado, impactada por lo que presenciaban mis ojos. Este sótano era casi irreconocible, las obras se las llevaron y la casa parecía deshabitada en el piso superior, mientras que las ventilaciones parecían más grandes ayudando a entrar mucha más luz. Y al fondo, en el pasillo de dos pasos que parecía descontinuado, ese que ya estaba a la vista por la ausencia de los cuadros y caballetes conglomerados en esa zona y donde dejamos ese colchón infectado de hongos, allí ausente de todo permanecía una piedra enterrada en la tierra, casi tan perfecta que parecía una trampilla sin manija ni aro para tirar. No había prestado atención al suelo aquella vez que fui para allá. Quizás gracias a la oscuridad. 

– ¿Padres, dices?... – Intenté de hablar, aun con la voz carrasposa y con un punzante dolor en lo más profundo de mi garganta, no era mi voz, no me sentía como antes. Mi diestra temblaba ausente de dos dedos y forrada en vendajes con manchas de sangre seca, al igual que mi pie izquierdo con solo dos dedos restantes, pero no solo temblaban de dolor, sino también por mis pensamientos, aquellos que no me dejaban en paz. Veía pinturas que se desvanecían en las paredes y en el suelo. 

– Sí, es normal que piense en ellos todos los días, ¿sabes? Pero, - Giró para verme al igual que yo, con la diferencia que yo intentaba de enfocarme en su rostro y mantener fija la visión. Se quedó en silencio viéndome y reflejando mi figura a través de sus lagos de esmeralda y así se quedó por otros segundos. – sé que estarán bien.

Su sonrisa sutil fue el despertar de pensamientos sombríos, pensamientos que desconocía y no podía explicar. Aquella sonrisa tan tranquila y dulce dibujaban sus labios, aquellos que tanto me encantaban y que fantaseaba con probar, ahora me provocaban una profunda repulsión e impotencia. Me sentí rara por tener esos pensamientos tan variopintos e inusuales, todo era tan irreal, pero no debía engañar a mi cabeza, esto era real. Quedé viendo sus labios, y de un parpadeo ubiqué sus ojos antes de que voltease a continuar con su obra. Me sentí abandonada de pronto, como si realmente no estuviese ahora mismo con Agnese a mi lado, y fuese otra persona más. Pero no, no era así, ella estaba allí conmigo, su aroma, sus ojos, su tamaño y las pecas que se diferenciaban al resto de su piel y cubrían sus mejillas y la punta de la nariz, el lunar de su cuello, la pequeña cicatriz bajo su oreja y por aquella música dulce que ahora tarareaba, aquella que escuché cuando nos conocimos. Realmente era ella. Fue ella quien me acompañó todo este tiempo, quien me siguió en el camino a casa antes de hablar conmigo, pensando quizás en qué decirme. Fue ella quien, en ausencia de otras amistades, pues todos nuestros amigos han muerto, decidió convencerme para que viniese hasta acá con ella. Fue ella quien se llevó el dinero de mi casa en la visita que me hizo el día anterior, antes de salir a vender. Fue ella quien se quedó ante la oscuridad cuando mis padres me acusaban de ladrona. Fue ella quien para tratar de sentirse mejor me hizo una cama de paja, para después traicionarse a sí misma y abandonarme cuando más lo necesité, mintiéndome para hacer cuadros y venderlos en la calle cuando pensaba que iba a trabajar en un puesto al que yo era incapaz de asumir, por mis miedos, y mi propia inseguridad. Siempre fue ella. Bajé la mirada hacia el suelo tratando de librarme de mis pensamientos antes de quebrarme, pero no podía callar mis pensamientos, era incapáz. – Así que fuiste tú. - Musité intentando de levantarme del taburete cubriéndome la boca con la mano y caminando lejos de ella tambaleante, perdía el equilibrio al caminar con un pie herido y ausente de los dedos que soportaban el peso y el equilibrio. Me sentía mareada y con ganas de vomitar, así que traté de volver a la cama. 

– ¿Qué dijiste, Eleo? Hablas muy bajo desde el accidente y estaba concentrada pintando el sol. – No respondí, tocía y escuchaba el aire tratando de entrar y salir de mi lastimada garganta, a la vez en que presenciaba como mi cuerpo lentamente perdía el control. - Debes tener más cuidado en las calles, Eleo, me asusté cuando me dijeron que te atacó un perro. Descansa, anda. Estás muy mal. -  Escuché su voz de fondo mientras veía un papel arrugado entre mis cosas de la canasta. Me incliné tomándolo y lo abrí: era el bosquejo de un hombre cuervo. Me sorprendí al verlo otra vez, haciéndome tragar saliva por los nervios. Ellos existían y vendrían a por mí. La voz del rubio vestido de carmesí apareció de pronto haciéndome ahogar gritos y voltear a todos lados, no había nadie más allí, ni aunque buscase en el techo tratando de ver al piso superior. «Tienes cinco días», «Ni se te ocurra contarle esto a alguien, ¡a nadie! Ni siquiera a tu amiga. Porque te juro que seré el primero en saberlo, y de ser así...»  Abrí los ojos en ese momento viendo hacia la nada, como si se hubiese presentado algo ante mí, pero no era así. Giré hacia Agnese con lentitud contemplando cómo pintaba tranquila y alegre uno de los diez cuadros tarareando aquella canción, la que tarareaba cuando dormía en su regazo. «¿Cómo supo lo de los cuadros? ¡¿Cuántos días han pasado?!» Ella tenía cerca una caja de óleo nueva que aún no usaba, mientras que su alegría y entusiasmo volvían a ser normales, como antes de hacer nuestro trato. Ella lo sabía, sabía del encargo y lo que pasaría si no lo cumplo. Gracias a ella me llenarán de ratas y a mi familia de pulgas. Las malditas pulgas de las plagas y moriremos. Volteé hacia la cama y hacia mi ropa, dándome cuenta entonces que tenía prendas nuevas que no había tenido antes. Con grima descubrí mi cuerpo de toda prenda y me sacudí agitándome por completo, temiendo que fuese demasiado tarde. – Pulgas, pulgas, ¡llenarán mi cuerpo de ratas con pulgas! - Gemía temerosa, temblando a la vez que sacudía las manos por todo mi cuerpo.

El rostro del hombre enfermo apareció junto con sus sentimientos, esos que me transmitió y los que tanto me aterraron, pero que curiosamente ahora me invadían. Sentía las patas de las pulgas subiendo por mi piel, pero no veía nada, ni un solo punto en la pálida piel. Me rasguñaba y sacudía, sintiendo como si estuviesen bajo la piel, pero no, no había nada. - ¡Mi cabello, están en mi cabello! - En un acto de desesperación tomé mi cuchillo para comer corté mi largo cabello hasta más arriba de los hombros reduciendo mi larga cabellera que cubría mis caderas a un corte desigual a nivel de la mandíbula con un corte limpio. Resoplando vi los mechones largos de cabello caer hasta cubrir mis pies casi sin creer lo que pasó y a la vez aliviada. Mis ojos fueron hacia Agnese que aún pintaba tan concentrada que no había notado nada de lo que había pasado. No, me equivocaba, ella no era mi querida Agnese. Aquella niña dulce y enérgica había muerto al igual que mis amigos. Aquel cuerpo casi adulto que estaba a mi lado no era más de un reflejo de lo fue, y ahora estaba corrompida por las plagas y el tiempo. Y solo ella podía delatarme, y yo no podía confiar en ella otra vez. Ella no me delataría y tampoco se robaría mi crédito, nunca más. 

Tambaleando me acerqué y observé su obra una vez más desde la espalda, para luego posar mi mirada debajo de su nuca. Recordando todo lo que pasó y lo que dijo en la exposición, y también imaginándome lo que iba a decir dentro de los días venideros. Ese calor al que llaman ira y ese odio perdurable que se aloja en la memoria al que papá llama rencor volvieron ayudándome a apuntar el filo bajo su nuca. – Quémate con tú cuadro. - Ella detuvo su mano y se quedó petrificada sin voltear al escuchar mis palabras y sentir el filo del cuchillo apoyado allí, en donde me dolía ahora por hablarle, paseando por su cuello.

      - E-eleo, ¿qué ocurre? - Su respiración se aceleró al girar y verme de reojo, aquella mirada que pasó del cuchillo a mi cuerpo desnudo y luego a mis ojos incoloros penetrando los suyos sin parpadear. No sabía cómo era mi rostro ni la expresión que tenía, pero aquella expresión que hizo tiró por el suelo la valentía que le caracterizaba ante mis ojos. Estaba acorralada. - Eleo, no... - No supo qué decir, o qué hacer. Su juego había sido descubierto. Abrió la boca para decir algo más, pero no quería escuchar más, no quería nada más de ella.
  
Inesperadamente para ella le tomé desde los cabellos por la nuca y clavé el cuchillo en su espalda, impulsándola hacia su obra y estrellándole después hacia el suelo. Me encontraba sobre ella mientras le veía forcejear e intentando de zafarse de mí, clamando piedad en alaridos, aquella que no tuvo por mí ni mi familia. Saqué el cuchillo de su espalda que se había enterrado por completo gracias a la caída, y restregué su rostro con el óleo que se chorreaba ahora por toda la obra. – Haré que recuerdes mi nombre, Agnese. ¡MI NOMBRE! ¡Ese que ya olvidaste y que te recordaré, para siempre! - Casi iracunda clavé el cuchillo una y otra vez descargándolo sobre su cuello, ella gritaba, tosía y lloraba. No podía soportar escuchar su voz me desgarraban por dentro. La volteé hacia mí y me senté sobre su abdomen sosteniéndole aún del cabello. Ella rápidamente llevó sus manos hacia mi cuello, apretándolo fuerte tratando de desmayarme, pero yo, a cambio, clave el cuchillo en el suyo una y otra vez, hasta destrozar su tráquea y abrirlo de par en par. La sangre salpicaba por todos lados, y los sonidos que producía al quejarse y respirar eran horrorosos, creía que su voz me hacía daño, pero esto era peor. Mi vista estaba nublada por la fuerza que hacía hacia mi ya herido cuello, así que le apuñalé en el pecho  y en otras partes de la cabeza sin ver, hasta que la fuerza se perdió y sus manos se estrellaron contra el suelo en un golpe seco.

Resoplaba aún alterada y con un gran dolor en la garganta, parpadeando muchas veces e intentando de mantenerme. Ya ese estado de fuerza y ausencia de dolor se desvaneció abandonándome con un cuerpo débil y herido. Sentía el cuello desgarrado, resintiéndose de un agudo dolor, al igual que mis demás heridas. Entre resoplidos ubiqué el rostro de Agnese, sus ojos vívidos se habían vuelvo opacos, como si viese cómo su vida se escapaba en mis manos, hasta que no quedó más que la expresión tatuada en su rostro herido y apuñalado, aquel rostro pintado en óleo. Era la mirada más impactante que había visto en toda mi vida: una mirada perdida fundiéndose con la mía y penetrando lo más profundo de mi ser. Recordando su rostro pintado de pequeña con una mirada alegre amenazándome también con pintar mi rostro. Su voz resonaba en los recovecos de mis recuerdos, dejándome petrificada contemplando su expresión absorbente.

Sentía un frío horrendo que recorrió mi columna e invadió mi cuerpo. Tosí sangre una vez más cerrando los ojos por el dolor punzante de mis heridas, dándome cuenta al llevar mis manos al cuello que igual tenía sangre y heridas superficiales y de las manos de Agnese rastros de carne, y no pude evitar contemplar el resto de su cuerpo sintiendo una desolación profunda y dolorosa. Me dolía mucho mi corazón y aunque supiese que Agnese me había abandonado desde hace tiempo, siempre tuve su reflejo conmigo, y ahora me había abandonado a mi suerte para siempre compartiendo finalmente mi silencio, el silencio que yo compartía al estar con ella. Cerré los ojos tratando de soportar el dolor físico y emocional, pero no pude, rompiendo en llanto. No podía hacer nada más, literalmente éramos ella y su familia o yo con la mía.

El dolor me acompañó durante días enteros en los cuales únicamente me dediqué a pintar, expresando mi dolor en diez grandes lienzos y tratando de salvar lo poco que me quedaba, a mis padres. No importa si estaba agobiada, herida y sola, debía trabajar. Mientras, recordaba las palabras favoritas de mi padre, aquellas que siempre decía, de aquellas que me salvé hace mucho: «Así son estos tiempos, el hurto y la mentira son sinónimos de traición que tarde o temprano serán pagados con la muerte.» Y desde ese entonces volví a sonreír.

- ¡Maravilloso! ¡MAGNÍFICO! – Las típicas muletillas que Lorenzo Médicis clamaba cuando sus ojos contemplaban algo de su agrado. – ¡Eleonora, esto fue divino! ¡Las obras volaron en la subasta internacional! Esos cuadros fueron, fueron, ¡Magníficos! – Yo solo observaba al noble con un rostro inexpresivo, mientras él acariciaba mi nuevo y recortado estilo de cabello, para luego dar unas palmadas en mi cabeza. Mis trabajos le agradaron tanto que me pidió que estuviese presente en la subasta cerca del castillo y allí estábamos ahora, finalmente lo contemplaba frente a mí e iba con él caminando hacia los terrenos del castillo fuera de aquel portón de metal quedando en medio del camino de piedra rodeado de árboles. Llevaba ropajes nuevos y limpios, con un bastón improvisado que me ayudaba a acostumbrarme a caminar otra vez con el pie izquierdo. – Lo único que me pareció extraño era que todas las pinturas fuesen rojas, grotescas y morbosas. Varios se sintieron aterrados por ellas pero curiosamente las compraron. No sé cómo lo has conseguido, tenían algo extraño en su estilo, especialmente “La miseria de un hombre” y “Hermosa hasta los huesos”, ¡incluso ahora recuerdo sus detalles tras cerrar los ojos! - Mencionó algunas de las obras que hice, uno era una representación de un hombre enfermo, mientras que la otra se refería a un desnudo de una mujer joven cuya carne se caía a pedazos. Los otros cuadros eran peores, representaciones de todo lo que viví en estos días, mi vida destrozada en diez diferentes cuadros, pintados en sangre mezclada con el poco óleo que quedaba. - Oye, por cierto, ¿dónde está tu amiga? Juntas harían un excelente trabajo, ¿no crees? ¡La vez pasada igual hizo una exposición divina! Aunque no fue tan emocionante como la tuya, debo admitir.

Lorenzo se había dado cuenta de su ausencia, quizás le han buscado en vano, no había rastro de ella y yo no podía hablar, mis cuerdas vocales y parte de la garganta se había lesionado gravemente, ese era el diagnostico de "un doctor" tras el breve interrogatorio. Así que solo escribía en un pedazos de papiro viejo que guardaba en el nuevo vestido que usaba, uno que ella compró y nunca usó. Debido a que los demás pinceles estaban rotos y los otros no eran míos, saqué uno de mis nuevos pinceles hechos con hueso, tendones y cabello, remojando su punta con algo de tinta y escribí: “Escapó a la Siena con todo su dinero y más.”, para luego detenerme y contemplar el rostro de Lorenzo tras leer las pulcras letras teñidas de rojo. Está de más decir la expresión de enojo que coloreó su rostro intensificando sus marcados gestos. Él no podía dudar de mí, no había pruebas de nada, su cuerpo había desparecido y procuré de deshacerme de sus pertenencias, quemándolas en la estufa para luego verterlas entre los escombros quemados y destruidos de unas casas abandonadas, esas donde no podría vivir nadie más. – Perfecto, muy bien. - Trató de mantener la compostura ante mí relamiéndose varias veces los labios y suspirando disimuladamente cada tanto. - ¡Entonces enviaré la orden para que no envíen más florines a su hogar! Y de paso, enviar un pequeño presente a las puertas de sus aposentos por su... labor. – Sentenció dejando finalmente una gran bolsa de monedas en lo que quedaba de mi diestra, una gran cantidad de florines que parecían no caber en mis manos rebosándose por los costados sostenidos únicamente por la bolsa, más otros que enviaron ya a casa, más de cien monedas se podían escuchar con solo sacudirla un poco. – Gracias por ayudarnos, Eleonora. Luego te solicitaremos para un último trabajo, después del gran festín por supuesto. – Escribí por el otro lado “Buen provecho su Magnificencia” y esperé a que él y sus guardias se fueran de nuevo hacia el interior de sus terrenos hasta que cerraron el portón.

Di media vuelta y regresé para caminar por la ciudad a paso lento y con la frente en alto observando cómo la gente se movía de un lado a otro  sumidos en sus asuntos y en cómo las ratas de los callejones los remedaban de forma idéntica. Por primera vez me encontraba en paz, mientras pensaba sin pensar del todo, solo estaba muy entusiasmada con lo que ocurrió hoy, sentía mucha satisfacción tras ver que todo resultó como esperaba. Ese “pequeño presente” al que se refería Lorenzo eran cajas con prendas infectadas de pulgas y ratas que tenían preparado para mí y que ya no enviarían a mi hogar. Ahora su familia conocería mi venganza y caería en la miseria para sucumbir ante la muerte poco después. Pero el palacio tampoco pasaría por la gloria, este sería la última comida de Lorenzo y sus seguidores. Sería una lástima que alguien hubiese arruinado la fiesta de antemano, saboteando los barriles de alimentos que están dispuestos en los almacenes escondidos en los suburbios para mantenerlos fuera de la vista de otros clientes y de posibles confusiones, lamentablemente yo ya conocía esos lugares. Y toda una pena que alguien fuese al castillo para mezclar los condimentos con plantas y semillas trituradas altamente venenosas. Qué curioso que yo ya regresase de allí. Si eso de casualidad pasara todo se volvería un lienzo, y todos los que estén allí serían parte de mi nueva obra, aquella que contemplaría día tras día ocultando mi sonrisa bajo mi nueva máscara de cuervo de cuencas verdes.